martes, 22 de enero de 2013

Lázaro

Entre las muchas historias impactantes de Jesús hoy quiero narra una en especial y es sobre la muerte de Lázaro. 
María, Marta y Lázaro eran hermanos y eran muy queridos por Jesús, cuando Lázaro enfermo sus hermanas mandaron a avisar a Jesús esperando una respuesta de él: “Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.” Juan 11:3 (Reina-Valera 1960), pero sorpresivamente la actitud de Jesús frente a está noticia fue de confianza y calma al mismo tiempo, Jesús dijo:“Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.” Juan 11:4 (Reina-Valera 1960), es decir que desde un inicio Jesús sabia muy bien lo que iba a pasar y lejos de apresurarse hizo lo siguiente: “Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días másen el lugar donde estaba.” Juan 11:4 (Reina-Valera 1960). 
A veces en la vida nos pasa algo similar, estamos en apuros y necesitamos una acción rápida de Dios y como respuesta recibimos confianza y calma de parte de Él, cuando lo que quisiéramos es que se apresurara. 
Hay algo que me llama la atención de esta historia y es que seguramente las hermanas de Lázaro enviaron a avisar a Jesús mientras Lázaro agonizaba y dichos enviados tardaron en llegar a Jesús, porque luego del aviso de estos Jesús se quedo dos días más en el lugar donde estaba y cuando Jesús llego a Berania Lázaro tenia cuatro días de estar en el sepulcro, es decir, que había muerto, lo habían llorado y luego sepultado y de allí tenia cuatro días de estar en el sepulcro: “Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.” Juan 11:17 (Reina-Valera 1960).Seguramente fue por eso que Jesús no se apresuro, porque Él ya sabia que había muerto desde el momento que le dieron la noticia, es decir que no es que a Jesús no le importará, sino que la muerte ya había llegado a Lázaro cuando supo la noticia de su enfermedad. 
A veces pareciera que a Dios “no le importa” lo que estamos pasando, pero la realidad es que hay momentos en los que ya estamos en el embrollo y no hay nada más que hacer para evitarlo, entonces la función de Dios no va ser evitarlo, sino sacarte de allí. 
Jesús sabia desde un primer momento lo que ocurriría, Él ya tenia un plan trazado por eso cuando se dispuso a ir a Betania con sus discípulos les dijo de antemano: “Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.” Juan 11:11 (Reina-Valera 1960). A Dios no se le escapa ningún detalle, aunque para nuestra vista y razón pareciera que si, la realidad es que no, Él lo tiene todo controlado. 
Me deja una gran lección de fe lo que tanto Marta como María le dijeron a Jesús cuando lo vieron: “Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.” Juan 11:21 (Reina-Valera 1960).“María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.” Juan 11:32 (Reina-Valera 1960). Las dos le dijeron exactamente lo mismo a Jesús denotando de está forma la fe que existía en ellas hacia Él. 
En esta historia también podemos ver el lado más humano de Jesús: “Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.” Juan 11:33-36 (Reina-Valera 1960). Ver llorar a Jesús con los que lloran me hace entender que a pesar que Él tiene las respuestas a nuestros problemas, Él nos comprende y nos acompaña en el dolor o en la perdida. ¿Por qué lloraba Jesús si Él desde un inicio sabia que Lázaro volvería a la vida?, no olvidemos que Jesús era humano también y como tal tenia sentimientos y emociones, notar el dolor que embargaba a sus amados amigos lo conmovió y es allí en donde los verdaderos lideres se conocen, pues hay que reír con los que ríen y llorar con los que lloran. A veces cometemos el enorme error de hacernos los fuertes, cuando en ocasiones la gente lo único que necesita es que los acompañemos en el dolor, que sintamos con ellos y que los entendamos, Jesús lo hizo. 
Llego el momento de hacer uno de los milagros más sorprendentes que Jesús hizo: “Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Juan 11:38-40 (Reina-Valera 1960). A pesar que Jesús había dicho ya a Marta que iba ser resucitar a Lázaro, ella aun no había comprendido la forma, pues pensaba que seria en el día postrero de la resurrección, por esa razón no entendía lo que Jesús estaba haciendo, sin embargo Jesús estaba a punto de hacer un milagro maravilloso para testimonio de todos. 
“Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!” Juan 11:41-43 (Reina-Valera 1960). 
Para muchos quizá ese momento habrá sido de locura, pues nunca habían visto algo similar, sin embargo aun cuando no entendemos las formas de actuar de Dios, debemos estar confiados en que haga lo que haga será una respuesta maravillosa y perfecta. La Biblia dice que aquel que había muerto, volvió a la vida: “Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.” Juan 11:44 (Reina-Valera 1960). 
¿Cuál es nuestro Lázaro?, ¿Cuánto tiene de muerto?, ¿Qué es aquello que crees que ya no tiene solución?, ¿Qué es eso que te hace llorar y que piensas que no volverá a ser igual?, hoy Dios quiere recordarte que Él tiene todo bajo control y que solo se necesita tener fe para creer lo que Él es capaz de hacer. 
Posiblemente hoy te encuentre en una encrucijada en donde el problema ya esta presente y ya no puedes hacer nada, entonces es hora de llamar a Jesús y aunque pareciera que tarda, Él siempre llegará a tiempo para realizar sus milagros sorprendentes sobre nuestra vida. 
Hoy Jesús te dice: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 
¿Crees?, ¿Quieres ver la gloria de Dios?, entonces era necesario ese Lázaro en tu vida para que pudieras ver y creer lo que Dios quiere y puede hacer en tu vida. 
¡Ten ánimo!, ¡Confía!, ¡Nunca creas que todo esta perdido!, porque Dios puede llegar hasta donde estas, quizá te acompañara en tu dolor y llanto, pero terminara haciendo una obra maravillosa en tu vida que te sorprenderá grandemente. 
Creámosle a Dios, confiemos en Él, nunca des por muerto o terminado algo, porque Dios es experto en hacer que lo que estaba muerto o perdido, sea restaurado y vuelto a la normalidad. ¡Cree en Él y verás sus respuestas llenas de gloria! 
Autor: Enrique Monterroza

sábado, 12 de enero de 2013

Una montaña de pecados destruídas




El misionero se estaba esforzando en hacer comprender a los míseros nativos de aquella aldea africana, como el poder de la sangre de Jesús basta para limpiarnos de todos nuestros pecados, sin adición de dogmas ni ceremonialismos. Al fin, una mujer se acercó a él, y con pena le confesó: “Señor, pero mis pecados son tantos como la arena en la ribera del mar. ¿Puede Jesús borrarlos todos?”. El misionero contestó: “Id, pues a la orilla del mar , y levantad un montón de granitos de arena. Luego sentaos ahí y esperad. Veréis lo que sucede”. La mujer quedó pensando un instante y por fin exclamó: “¡Ya lo veo! ¡ya lo veo! Como la mar se llevaría todo el montón , así también la sangre de Jesús me lava de todo pecado”. 
Tomado de El Faro.

martes, 8 de enero de 2013

Yo los Resituiré

"Yo os restituiré los años que comió la langosta" (Joel 2:25). La Nueva Versión Americana Estándar dice: "Voy a compensarte por los años. . . comido”. ¡Esta promesa es increíble! ¡Nosotros queremos recuperar esos años perdidos cuando no lo seguíamos a Él, reparar todo daño y pagarle! Pero Él dice, "¡Error! No me puedes pagar ni por una hora desperdiciada. Ahora anda delante de mí en justicia y conviértete de tus pecados, y Yo te compensaré por todas las pérdidas sean tuyas, de tu familia o la mía!" A los pecadores arrepentidos, el Señor declara: "No temas... alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas" (Joel 2:21). Usted no tiene por qué avergonzarse de sus años perdidos. Dios va a quitar ese malvado ejército y usted va a comer y estar satisfecho. Nunca más será avergonzado (ver Joel 2:19-20, 26-27). Usted nació para Sus propósitos eternos, Él planeó para usted una vida de satisfacción, alegría y utilidad en su Reino. Pero, entonces entró el pecado, y el plan de Dios para su vida se interrumpió; el devorador se hizo presente y muchos años fueron en vano, perdidos. Pero ahora, en Cristo, ¡todo es nuevo!, ¡incluso el calendario! El Señor se remonta hasta el día en que la langosta vino, y Él quita todos esos años perdidos y empieza a contar de nuevo desde el momento en que se arrepiente. Todas esas bendiciones que usted no logró ver, fueron almacenadas. Toda la alegría, la paz, la revelación y la utilidad que usted pensó estaban muertas y se habían ido para siempre, en realidad fueron guardadas por el Señor. En el infierno, el condenado puede ser atormentado con una visión de lo que la vida podría haber sido. Algunos pueden ver lo que perdieron. Pero esto no es así para los arrepentidos. Todo será restaurado. Ellos no tendrán que decir nunca más: "Oh, lo que perdí. Lo que podría haber sido. Dios tenía mucho para mí, pero metí la pata". ¡No! Dios puede restaurar todas las bendiciones perdidas. El Señor quiere derramar sobre nosotros todas las bendiciones y alegrías en Él, todo lo que nosotros habíamos perdimos antes. Sin embargo, Él no lo hace todo de un solo golpe. ¡Es un flujo desbordante! "Y las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite" (Joel 2:24). Hay tal poder en el arrepentimiento, que trae de vuelta para nosotros todo lo que el pulgón había destruido. ¡Dios resucita todo!
David Wilkerson